3 - Ir más allá: En los días díficiles.
Salir adelante en un día complicado puede ser todo un desafío. Inspirarse, resolver problemas ajenos, escuchar activamente y comunicarse de manera asertiva cuando no estamos en nuestro mejor momento es una tarea exigente, pero aprender a enfrentarlo y superarlo es parte del crecimiento.
En mis labores de apoyo a la gestión operativa, me he encontrado con personas que claramente no están en su mejor día. Sus rostros lo reflejan: las preocupaciones desbordan. Pueden ser problemas familiares, retos económicos, molestias con un compañero de trabajo, cansancio por una mala noche o incluso una molestia física. También hay días en los que las inconformidades con el jefe o simplemente el peso de la rutina parecen más grandes de lo habitual.
No diré que forzar una sonrisa o simplemente "seguir adelante" sea la solución. Lo que sí puedo afirmar es que reconocer y aceptar que no estamos en nuestro mejor momento es un primer paso para liberar la presión interna. Expresar cómo nos sentimos es como levantar el pito de una olla a presión: alivia, calma y evita que algo explote.
Si tienes un mal día, acéptalo y abrázalo. Compártelo con quienes te rodean, pero sé consciente de no transmitir esa carga de manera negativa a quienes están más alejados. La vulnerabilidad no es debilidad; es una manera hermosa de reconocer que somos humanos, y también permite a los demás vernos más auténticos y confiables.
¿Cómo manejas tus días difíciles? Me encantaría conocer sus experiencias.
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